jueves, 19 de mayo de 2011

25 AÑOS CON EL ÁGUILA PERDICERA (Hieraaetus fasciatus)





25 AÑOS DE OBSERVACIONES
   Una de las aves a la que le he dedicado más tiempo de observación como fotógrafo de naturaleza es, sin duda alguna, el Águila perdicera (Hieraaetus fasciatus), también denominada como Águila-azor perdicera por su gran capacidad de maniobra.
   “Aquel día de otoño lluvioso, cuando nos encontrábamos observando una Pollita de agua en las orillas del Turia, una gran rapaz calló sobre ella ante nuestros atónitos ojos. Quedó fulminada…………”
   De esta forma presentaba el audiovisual “Cita en la Roca”, relatando nuestra experiencia con esta singular rapaz, que se encuentra catalogada como vulnerable.
    Estas observaciones de 1983, han sido proseguidas hasta hoy día junto con Luis Santamaría, agente de medio ambiente y excelente compañero de aventuras.
   En estos 31 años hemos podido observar  20 nidificaciones, con más o menos éxito, que han dado un resultado de 22 aguiluchos volando por estos cielos.
Instalación del primer hide.
   Nuestro trabajo ha sido paciente y metódico. Ha prevalecido nuestro respeto por ellas al evitar nuestra observación  de cerca, cuando no era posible una aproximación perfecta sin molestia para las rapaces.
   Es natural que por la falta de experiencia, a muchos les asuste nuestra técnica, al considerarla arriesgada, pero nuestro abultado camino de éxitos totales han confirmado este buen hacer; entrar y salir del hide sin que el ave, situada en el nido, pudiera percibir nuestra presencia.
Nido con los huevos y situación del hide para la observación.
  
No siempre hemos podido realizar las observaciones desde posiciones tan favorables como en los años 1983,4,5,9,1990,1,5 al 2003 y 4 en los que pudimos emplear los hides instalados a corta distancia de las nidificaciones de estas Perdiceras. Pero en los años que decidieron emplazar sus nidos junto a nuestros puntos de observación hemos realizado un seguimiento con minucioso detalle del comportamiento de los pollos. Por ello apreciamos alguno de sus fallecimientos, la presencia de enfermedades, o como en el caso del año  2003 muerte por envenenamiento en sus presas.
Luis Santamaría durante los tratamientos. 

   En 1998 se decide chequearlas in situ en la primera semana de vida y así se les dio el tratamiento adecuado. Esto lo repetimos los años 1999, 2001 y 2 por agentes especializados de la Centro de Protección y Estudio del Medio Natural con nuestra colaboración.
   Todas nuestras observaciones, experiencias y conclusiones los tenemos registrados metódicamente en un informe, a la espera de que pueda interesar a algún organismo especializado en esta especie tan singular. Y seguimos completándolo.



Manolo Ambou Terradez

1 comentario:

  1. Manolo, un reportaje fenomenal. Me ha gustado mucho.
    Pienso en las horas, madrugones, dias y hasta varios años, cargados de esfuerzo para seguir estas perdiceras. También grandes ratos de satisfacción. Hace falta mucho amor y muchas ganas para hacer algo así. Esto es algo más que una salida para pegrase un almuerzo y conseguir unas fotos de una especie que no tenemos.
    Un saludo.
    Antonio Hernández

    ResponderEliminar