Sigue la historia, con que los padres moros y cristianos, los buscaron incansablemente sin llegar a encontrarlos jamás.
Y dice la leyenda, que desde entonces, todos los días al amanecer, los dos enamorados, emergen del lago convertidos en charranes, se besan y regresan de nuevo al fondo del lago.
También cuenta la historia, que desde aquel fatídico día de la expulsión morisca, los padres convertidos en flamencos, siguen buscando incansablemente a los enamorados, día tras día y siglo tras siglo, filtran cada palmo del fondo.
Hay quien dice que es solo un cuento, pero os aseguro que yo los he visto y hasta los he fotografiado.
Abusando no solo de la carga de fotos sino también de las sombras y tratando en lo posible las altas luces, para teñir las fotografías con algo de misterio, ha sido la manera de intentar sacar provecho de las duras condiciones de luz que hay por la mañana en el lago que queda a la izquierda del observatorio. Otra manera de sacar algo de estas condiciones y también otra manera de contaroslo con este cuento improvisado, del mismo autor que las fotos.
Un saludo árabejudeocristiano.
¡¡Bien!! Me ha gustado el cuento y sus imágenes.
ResponderEliminarMuy buenas
ResponderEliminarYo siempre digo que ante circunstancias insalvables (lejanía, luces duras y similares) s epueden hacer 2 coasa: largarse o buscar algo distinto y eso es lo que has hecho